Lo que podría haber sido un día normal en la ciudad de San Salvador, pasó a la historia como uno de los más trágicos en El Salvador. 

Eran las 11:49 a.m. del 10 de octubre de 1986, cuando un terremoto de magnitud 5.7, sacudió la capital salvadoreña, cobrándose la vida de 1,530 personas, 10,000 heridos, aproximadamente 200,000 damnificados y $1,031 millones en pérdidas económicas.

Ha sido uno de los terremotos más destructivos que ha sacudido a El Salvador, y de acuerdo con las autoridades, fue un movimiento horizontal de las fallas bajo San Salvador, con una profundidad de entre 9.9 y 10.9 kilómetros.

Su epicentro tuvo lugar en el sureste de la capital, entre los municipios de San Marcos y Santo Tomás, donde la dirección de propagación fue en la zona metropolitana, experimentando el mayor número de daños.

Las frágiles edificaciones de esa época no estaban diseñadas para soportar un movimiento telúrico de esa magnitud y el centro de la tragedia tuvo nombre: Rubén Daría, un edificio que se encontraba frente al antiguo ANTEL.

Tras el paso del sismo, autoridades del Ministerio de Medio Ambiente (MARN) identificaron 2,745 réplicas, de las cuales solo 700 fueron sentidas por la población.